Solemos pensar que el trabajo y el apostolado son cosas que no se relacionan. Esto puede ser así. Sin embargo, pueden convertirse en uno solo a ejemplo de San Agustín, quien, luego de convertirse, pudo unir sus aprendizajes con su deseo de seguir a Cristo, dando a la Iglesia valiosos aportes que nos siguen iluminando.
Con la frase “Hágase en mi según tu palabra” comprendí que caminamos hacia la salvación cada vez que decimos Sí al Señor, que fuimos creados para ser parte de algo grande y que todos tenemos una misión y algo para aportar. Un Sí comprometido, como el de María, abrazando nuestra realidad y partiendo de ella, sin pretender perfección, sino sabiendo que somos dignos de amor y de oportunidades maravillosas.
Ser voluntario, y luego trabajar, con ARCORES Venezuela, me enseñaron que puedo ejercer mi profesión, la Ingeniería Industrial, dentro mi servicio a Cristo. ¡Es una oportunidad que agradeceré siempre! Le ha dado un verdadero sentido a mi vida, orientada a la solidaridad y la opción preferencial por los pobres.
El Papa Francisco nos dice que “el mundo no será mejor cuando haya menos pecadores, sino cuando haya más personas comprometidas”. Por eso, los animo a encontrar espacios en el que puedan unir su pasión, oficio o profesión con su servicio a Cristo, porque que tu vocación laboral y tu vocación de vida cristiana sean una sola, es una bendición y una alegría para alma que no tiene igual.
Eduardo Sogliani, Coordinador Nacional de Voluntariado ARCORES Venezuela