Los dones que recibimos de Dios, son regalos que Él nos va otorgando. Todos, en alguna medida los poseemos. Queda en nosotros hacernos conscientes de ellos y cultivarlos para que repercutan de manera positiva en nuestro entorno.
En el caso particular del don de Sabiduría, podríamos simplemente encasillarlo en la capacidad humana de poder «saber». Sin embargo, estaríamos reduciendo este regalo, al mero hecho de poder poseer conocimiento, únicamente desde el punto de vista intelectual y experiencial.
Y, aunque la sabiduría que viene del Espíritu Santo implica el verbo «conocer», es necesario — para comprenderlo — colocar el prefijo «re». La Sabiduría que nos viene del Dios, es aquella que nos permite «reconocer» su actuación en medio de nuestra historia. Es esa capacidad — gracia — de poder «mirar» las cosas, más allá de simplemente verlas; de poder escuchar más allá de simplemente oír. De poder mirar cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente eso: ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, con la mirada de Jesús y — en medio de ellas — poder discernir lo que favorece o perjudica su proyecto.
Hoy desde nuestra Red Solidaria pedimos al Señor que nos de la gracia de ser sabios. De poder mirar las realidades, no como algo que debemos confrontar, sino como circunstancias que debemos vivir. En medio de día podemos preguntarnos ¿miro a mi alrededor con los ojos de Dios? ¿Miro a Dios a mi alrededor?
Que el Señor, no siga dando la gracia de poder mirar con sus ojos, de poder mirarle en nuestro entorno, de poder ser testigos de la esperanza que florece aún en medio de la tribulación, de poder mirar lo recto de sus planes entrelazados en nuestros caminos accidentados.
Autor: Harold La Cruz.