«Pues no serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre el que hablará en ustedes» (Mt 10, 20). En las bodas de Caná estaba María, la madre de Jesús, la llena de gracia, aquella mujer cubierta con la sombra del Espíritu Santo. Ella, siempre atenta a las necesidades se dio cuenta de que en aquel hogar, ya no había vino para ofrecer a los invitados. Después de
informarle a su Hijo Jesús, dijo a los sirvientes que estaban allí: “Hagan lo que él les diga”. He aquí un ejemplo del Don de Consejo. El consejo es un Don del Espíritu Santo por medio del cual, Dios mismo con su Espíritu, es quien ilumina nuestro corazón, de tal manera que nos hace comprender el modo justo de hablar, de comportarnos y el camino que debemos seguir. Cuán importante es, en los momentos más delicados de la vida, poder contar con personas sabias que nos den un consejo oportuno, tal como hizo la madre de Dios.
Ante la pregunta de Jesús en relación a la parábola del buen samaritano. “El maestro de la ley contestó: “El que se mostró compasivo con él”. Y Jesús le dijo: “Vete y haz tú lo mismo”. ARCORES es la acción solidaria que responde a las mociones del Espíritu Santo que nos pide asumir el rol del buen samaritano. Cuántas personas carecen hoy del Vino de la alegría, debido a las tribulaciones que impone la vida en estos momentos de la pandemia. El Don de Consejo guía e ilumina el deber y el quehacer de ARCORES para que siga siendo compañera de camino para tantas familias en situación vulnerable que agradecen ser ayudadas en estos tiempos.
Este Don se fortalece en nosotros en la oración. Pidamos el Don de Consejo para que quienes dirigen y acompañan en las obras solidarias de ARCORES, puedan hacerlo guiados según la voluntad de Dios. Digamos al Señor: «Señor, ayúdanos, aconséjanos, ¿Qué debemos hacer ahora?»
Autor: Fray Adelmo Irene, OAR