Los niños y los adultos mayores son los más afectados por la desnutrición en Venezuela, según estudios de organizaciones especializadas.
Las investigaciones de diferentes organizaciones que monitorean la situación alimenticia en Venezuela revelan que los niños y adultos mayores son los más afectados en los casos de desnutrición que registra el país.
En un estudio de Mapani, una ONG encargada de la defensa de los derechos humanos de niños y niñas venezolanos, se señaló que entre los menores atendidos por la organización, hubo un 40% que estaba en riesgo por baja alimentación.
Mientras que Convite, la asociación civil que mantiene un seguimiento de las vulneraciones del derecho a la salud en Venezuela, reportó que un 42% de los ancianos disminuyeron sus porciones de comida.
Por su parte, Provea, la ONG venezolana que defiende y promueve los derechos humanos en el territorio nacional, apuntó que en 2020 hubo casos de desnutrición en, aproximadamente, un 30% de la población infantil. Además, la mitad de este porcentaje padecía de forma severa el estado en el que se encontraba.
ARCORES Venezuela y su trabajo por la alimentación
Nuestros proyectos en el área de alimentación, alineados con el ODS N° 2 “Hambre cero”, están orientados a garantizar el acceso a una alimentación básica a aquellas personas que, a causa de la crisis económica, social y política que está atravesando el país, se encuentran en situación de vulnerabilidad. Actualmente se beneficia a más de 6.500 personas al mes mediante:
Comedores escolares
Estos comedores funcionan en colegios de la familia Agustino Recoleta, en los cuales se ofrece el desayuno, de lunes a viernes, a estudiantes de escasos recursos, disminuyendo así la deserción escolar por falta de alimentación en casa. En algunos casos se ha incluido a personal docente, administrativo u obrero que presentan dificultades para alimentarse.
Comedores sociales
Con el fin de atacar el problema del hambre y la desnutrición, en estos comedores se otorga el almuerzo, diario o mínimo dos veces por semana, a personas que se encuentran en un alto nivel de vulnerabilidad: familias en condiciones de pobreza extrema, adultos mayores, madres jóvenes y solas, niños abandonados, indigentes, privados de libertad, personas discapacitadas y enfermos (algunos con problemas mentales, renales, epilépticos, hipertensos); para muchos es la única comida del día.
Ollas solidarias
En varias de nuestras parroquias, nuestros voluntarios se reúnen una vez a la semana para preparar ollas de comida (sopas, granos y arroz, pasta con carnes, entre otros) que luego reparten a personas con grandes necesidades alimentarias. Gran parte de los asistentes son personas mayores de 50 años, madres jóvenes con bebés o niños pequeños, embarazadas y grupos familiares de escasos recursos.
Casas hogar
En estos espacios se da una atención integral (alimentación, educación, vestido y cuidado) a niños y adolescentes de escasos recursos con edades comprendidas entre 0 a 14 años, que se encuentran en situación de maltrato, abandono y pertenecen a familias disfuncionales. Se procura ofrecerles un ambiente que puedan sentir como hogar y se respire un clima de familia.
Programa nutricional para niños y niñas en situación de riesgo
Ofrece atención a niños que presentan o corren el riesgo de desnutrición, se les proporciona alimentos nutricionales y reciben una atención más especializada, un control continuo de peso y talla para monitorear el nivel de desnutrición que tienen.
Tras el inicio de la pandemia por la COVID-19 nuestra labor se ha mantenido, nuestras obras se han reorganizado para hacer frente a la situación y continuar dando respuesta a aquellas personas afectadas por las nuevas dificultades que ha traído esta situación. Es así que, los comedores sociales continúan elaborando y entregando alimentos, pero las ollas han optado por la repartición quincenal o mensual de bolsas con alimentos no perecederos.
Tú también puedes sumarte y ayudarnos a transformar vidas, ingresa aquí.