
En Venezuela, el trabajo infantil es una dolorosa realidad que impide que niñas, niños y adolescentes gocen plenamente de sus derechos humanos y oportunidades de desarrollo.
Más de un millón de niños en edad escolar se han visto obligados a abandonar sus estudios para contribuir al sostén de sus familias. Esta situación afecta principalmente a niños entre 5 y 17 años, con una mayor incidencia en áreas rurales y zonas urbanas.
Según UNICEF, el 70% de los casos de trabajo infantil se concentra en el sector agrícola, seguido del 20% en el sector de servicios y el 10% en el sector industrial. Es evidente que el acceso a la educación es fundamental en la lucha contra el trabajo infantil. No debería ser necesario que los niños trabajen para asegurar su propia supervivencia y la de sus familias.
Es hora de alzar la voz y trabajar juntos para garantizar que los niños tengan el derecho fundamental de ser niños, de jugar, aprender y crecer en un entorno seguro y protegido. Si se CANSAN, que solo sea de JUGAR.