
Protegiendo a los niños y adolescentes de la violencia, explotación y abuso en internet, especialmente en tiempos de COVID-19.
Ante la pandemia por COVID-19, niños, niñas y adolescentes han pasado más tiempo en casa conectados a internet, un medio que les brinda grandes oportunidades para encontrar información, continuar con sus actividades educativas y estar en contacto con sus seres queridos.
Mediante el uso de computadoras, teléfonos inteligentes, consolas de videojuegos y televisores, los niños aprenden, imaginan y desarrollan sus redes sociales, por lo que no hay duda de que cuando se usa de manera correcta y accesible para todos, el Internet tiene el potencial de ampliar horizontes y encender la creatividad.
Sin embargo, estas oportunidades ilimitadas que ofrece el internet conllevan a riesgos considerables.
Debido a que los niños pasan más tiempo en línea que nunca, están más expuestos al riesgo de sufrir acoso, abuso sexual y explotación en internet, acciones conocidas bajo el término de ciberacoso. Desafortunadamente, la pandemia ha facilitado a los acosadores de internet una situación perfecta para atraer a los niños que pueden estar solos o confundidos.
¿Cómo podemos proteger a los niños, niñas y adolescentes en Internet?
No es fácil enfrentarse a los peligros que el internet puede plantear en un día cualquiera, y mucho menos cuando nos enfrentamos a una crisis de salud de la magnitud de la pandemia por coronavirus, sin embargo, existen ciertas medidas que podemos tomar en casa para prevenir dichos riesgos y proteger a los más pequeños del hogar.
1.- Comunicación abierta:
La medida más importante de seguridad es mantener la comunicación abierta con los niños, niñas y adolescentes. Habla con ellos e interésate por saber qué hacen cuando están en internet y con quienes interactúan.
Asegúrate de que comprenden el valor de las interacciones cordiales y solidarias, y que un contacto inadecuado, discriminatorio o agresivo es inaceptable. Anímalos a que si pasan por cualquiera de estas experiencias te lo cuenten inmediatamente, a ti o a un adulto de su confianza.
2.- Usa herramientas de protección:
Configura controles parentales y filtros de búsqueda segura en el dispositivo y aplicaciones digitales que usan los niños. Para redes sociales y videojuegos, configura las opciones de privacidad más estrictas. Tapa las cámaras web cuando no las estén utilizando.
Además, es muy importante que compruebes que el dispositivo tiene instalados programas de seguridad conocidos como firewalls, antivirus y bloqueadores de ventanas emergentes.
3.- Observa lo que comparten:
Enseña a los niños a mantener la confidencialidad de sus datos personales sobre todo de cara a desconocidos. Los niños nunca tendrían que proporcionar una foto o su nombre completo para utilizar herramientas de aprendizaje en línea.
Busquen y compartan información de páginas web confiables y reconocidas; fomenta con ellos la búsqueda de contenidos de calidad y guíalos para reconocer y evitar el acceso a contenidos inapropiados.
4.- Permanece atento a síntomas alarmantes:
Permanece atento para detectar signos de angustia en los niños y niñas, por ejemplo, si se muestran introvertidos, molestos, reservados o deprimidos. La razón podría ser un signo de que está sufriendo alguna forma de violencia. El abuso sexual, incluso en línea, ocurre generalmente bajo un pacto de silencio entre el abusador y la víctima.
Algunos cambios de comportamiento pueden indicar posibles situaciones de abuso sexual como: mal humor, angustia, pesadillas frecuentes, ansiedad, ira, introspección o depresión. La niña, niño o adolescente también puede mostrar rechazo a una persona o actividad en particular, o incluso hablar de sexualidad con expresiones que no son adecuadas a su edad.
5.- Denuncia el ciberacoso:
Familiarízate con las políticas de protección ante el acoso de la escuela y ten a la mano los números de las líneas directas y de asistencia para denunciar casos de ciberacoso o contenidos inapropiados. Para que el acoso se detenga, no solo hay que detectarlo, es importante denunciarlo.
La protección de niñas, niños y adolescentes es un deber de todas y todos y debe ser una prioridad, especialmente en tiempos como los que vivimos actualmente que exige estar más conectados en línea.