
Muchas veces me he preguntado ¿qué significa amar al prójimo? y me vienen a la mente muchas respuestas. Pero quiero resaltar solo una, “Salir de nosotros mismos para servir”. Jesús nos dejó en sus enseñanzas que él no vino a ser servido, sino a servir (Mt 20, 28). Esta enseñanza permite que todo el que quiera amar de verdad se ponga al servicio de los demás.
El Encuentro con el Prójimo: Una Escucha Profunda
Desde mi condición de Seglar Agustino Recoleto he podido conocer a mi prójimo, al decir “conocerlo” es ponerme a la escucha, ver su realidad de vida, sus necesidades, ayudarlo con una oración, regalando un abrazo o simplemente estar un tiempo con él compartiendo enseñanzas. El ofrecerme al servicio de mi prójimo ha permitido ver en los demás al mismo Cristo, ver a un enfermo o consolar al triste es poder ayudar a Cristo sufriente en ese hermano.
La Mirada de Dios: El Amor que Trasciende

Dentro de una de las meditaciones del papa Benedicto XVI nos exhortó a mirar al otro no sólo con nuestros ojos, sino con la mirada de Dios, que es la mirada de Jesucristo. Una mirada que parte del corazón y no se queda en la superficie; va más allá de las apariencias y logra percibir las esperanzas más profundas del otro: esperanzas de ser escuchado, de una atención gratuita; en una palabra: de amor. Pero se da también el recorrido inverso: que abriéndome al otro tal como es, saliéndole al encuentro, haciéndome disponible, me abro también a conocer a Dios, a sentir que Él existe y es bueno.
ARCORES Venezuela y la Búsqueda del Sentido del Amor
Participando de las Obras Sociales y ser voluntario ARCORES en mi parroquia me ha permitido comprender el mandamiento del amor, servir a cualquiera que tenga una necesidad. Gracias a ello, he podido crecer en mi vida espiritual y le ha dado un verdadero sentido a mi vida, orientándola al amor de Dios. Mi invitación es a que se lancen a amar, a que se propongan a luchar por erradicar toda falta de caridad, en las familias o en los entornos sociales, e invitar a otros a hacer lo mismo, con gentileza y prudencia.
San Agustín nos dice: “Ama y haz lo que quieras”. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Por Hernán Ferrer, Fraterno Seglar Agustino Recoleto
