Hablar de la Recolección Agustiniana es reconocer una forma apasionada de seguir a Cristo desde la espiritualidad de los hermanos presentes en Capitulo de Toledo: la búsqueda interior, la vida fraterna y la disponibilidad para servir. La Recolección nació como un impulso de volver a lo esencial, de vivir el Evangelio con mayor profundidad y sencillez, y ese espíritu nos sigue animando en la Orden. No es solo un recuerdo; es un llamado permanente a custodiar el fuego del carisma y a renovarlo cada día con humildad y fidelidad.
A lo largo de la historia, la Recolección ha vivido de esa pasión interior que mueve a los hermanos a caminar juntos, a sostener comunidades, a servir con con toda el alma y a mantener el corazón abierto a las necesidades del Pueblo de Dios. Ser fieles a ese esíritu recoleto abrazamos la interioridad, cultivamos la fraternidad y estamos siempre dispuestos a la misión, allí donde la Iglesia nos necesita. Es una fidelidad que no mira atrás con nostalgia, sino que se deja guiar por el Espíritu hacia lo que Dios pide hoy.
Hoy surge también la conciencia de que esa pasión recoleta se ha hecho especialmente visible en Venezuela, donde la Orden, desde aquel 7 de diciembre de 1899, ha permanecido cercana al pueblo durante todos estos años. Aun en tiempos difíciles, los Agustinos Recoletos hemos buscado acompañar, sostener y compartir la esperanza de una nación que resiste y sueña. Nuestra presencia en estas tierras se convierte así en un signo de compromiso, de gratitud y de servicio fiel al Evangelio, al estilo de la auténtica Recolección Agustiniana.
Feliz día de la Recolección.
Palabras de Fr. Eddy Polo.




