
En sus inicios, la olla solidaria buscaba contrarrestar el impacto del hambre entre las familias más oprimidas del Estado Zulia, especialmente entre niños, adultos mayores y enfermos.
Lo que comenzó como una respuesta de emergencia al hambre de miles de marabinos, la olla solidaria se ha convertido en medio de la pandemia en lo que ahora se conoce como una “bolsa milagrosa”, un programa benéfico que ofrece más que alimentos a los beneficiarios.
A principio de la cuarentena, y cuando las autoridades implementaron las medidas de prevención sanitaria, la olla, que en ese momento atendía a un promedio de 200 personas con la entrega de platos quincenales, se paralizó buscando la mejor manera de seguir ayudando.
Actualmente han retomado sus actividades, pero con un nuevo mecanismo. Decidieron repartir bolsas de comida que ayudará a disminuir las necesidades de sus beneficiarios, esta fue la estrategia que mejor se ha adaptado a la situación, y que les permite seguir brindando respuesta.
En total han logrado distribuir un promedio de 30 bolsas mensuales, que son entregadas a los casos más críticos de la comunidad parroquial y beneficiarios de la olla solidaria, beneficiando a más de 100 personas.
Sin embargo, son menos beneficiarios los que pueden ayudar con la entrega de las bolsas que con la realización de las ollas solidarias.
La diferencia de costos en cada una de estas modalidades es importante, se invierte mucho más dinero en la preparación de las bolsas y los recursos son insuficientes para satisfacer las necesidades de todos.
Es importante para ellos incrementar los ingresos de sus donaciones y así poder atender nuevamente a todos sus beneficiarios. Para eso, necesitan tu apoyo, y hay muchas formas de hacerlo.