Cuando cursaba segundo año de secundaria y atravesaba las preocupaciones que cualquier niña de 13 años debería enfrentar, Valentina (a quien llamaremos así para proteger su identidad) quedó embarazada. Su madre, principal proveedora, está privada de libertad. El único sustento y apoyo que tiene -durante estos tres primeros meses de gestación- es su abuela Cheila Mendoza.
Cheila, quien es conocida por sus allegados como ‘’Carmen’’, vive en una barriada en la parroquia Antímano junto a Valentina y dos nietas más, las cuales también se encuentran bajo su cuidado y responsabilidad.
Carmen cuenta que a su nieta, al enterarse del embarazo, la invadió el miedo, lo que la empujó a ocultar su estado y a refugiarse en sí misma. Ante esta situación, Carmen la apoyó y le dijo: “No, hija, para adelante, esto es una bendición”, relata.
– Me abrazó (Valentina) y me dijo ‘abuela, te amo’ –cuenta la abuela.
Expresó que conoce a adolescentes que, guiadas por el miedo -como a su nieta-, se han practicado abortos clandestinos, lo que les ha llevado a quedar estériles y no poder gestar.
–Hablen, pregunten, indaguen… ¡No se queden estancadas! –aconsejó Carmen, cuando le preguntamos qué debería hacer una adolescente si se encuentra en esta situación.
Ella se muestra muy agradecida con la labor del Centro de Ayuda a la Mujer de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe (CAM Guadalupe). Este es el nuevo proyecto social de ARCORES Venezuela que acompaña a adolescentes embarazadas.
La nieta de Carmen es beneficiaria del proyecto CAM Guadalupe, quien las acompaña desde las primeras semanas del embarazo de la menor (ARCORES Venezuela)
Confiesa que más allá de los alimentos no perecederos que le brindan, lo que la motiva a seguir asistiendo a los días de encuentro del CAM Guadalupe son las charlas y enseñanzas que imparten en cada jornada.
El caso de Valentina no es aislado, en Venezuela el representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) denunció que el embarazo precoz “es el principal problema de salud sexual y reproductiva que hay”.
95 de cada 1000 adolescentes en Venezuela están embarazadas
En un comunicado publicado por el Observatorio Social Humanitario se detalló que Venezuela ocupa el tercer lugar con una tasa de embarazos en adolescentes de 95 por cada 1.000 adolescentes y jóvenes de América Latina y el Caribe (ALC). Sin embargo, según datos del Banco Mundial para el año 2019, el país ocupaba el primer lugar con una tasa de 85 nacimientos.
Adicionalmente, un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas, estimó que en la región 2,1 M de embarazos no planeados fueron de adolescentes entre 15 y 19 años, de los cuales 41 % terminó en abortos en condiciones de riesgo (UNFPA 2019). Por si fuera poco, el país tiene la tasa de natalidad más elevada de embarazos muy tempranos: por cada 1000 niñas en edades entre 10 y 14 años, 5 se convierten en madres.
La psicóloga Isabel Requena Barreto explicó para Cutivalú que los embarazos a temprana edad tienden a dejar consecuencias a nivel social, psicológico y físico. A su vez, agregó que una adolescente o niña madre que atraviesa por un proceso de concepción o parto, acostumbra a alejarse de su entorno social.
La falta de una educación sexual de calidad y el difícil acceso a información sobre la planificación familiar, hace que millones de niñas, adolescentes y jóvenes en América y el mundo atraviesen un embarazo no planificado y no deseado, lo que hace que la mayoría acuda al aborto como solución. Sin embargo, tanto la interrupción como la continuidad del embarazo en menores de edad puede dejar secuelas que terminan afectando su desarrollo integral.
Preservar la vida y la dignidad humana
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto al Instituto Guttmacher estimó que, en América Latina y el Caribe entre 2015–2019, hubo un total de 11,9 M de embarazos al año en mujeres de 15 a 49 años. De estos, 7,9 M no fueron planeados y 3,7 M terminaron en aborto. Es decir, el 46 % de los embarazos no planificados son interrumpidos.
Asimismo, la OMS informó que en los países de ingresos mediano bajo, según los datos de 2019, hubo 21 M de embarazos entre adolescentes de 15 a 19 años, de los cuales aproximadamente el 50 % eran no deseados, y de estos el 55 % terminó en abortos.
Ante esta realidad, el CAM Guadalupe -un proyecto provida- abrió sus puertas desde 2016 para ayudar a las adolescentes que, al principio de su gestación deseaban abortar. Con el deseo de las jóvenes de continuar con su embarazo, el centro las acompaña con apoyo social, psicológico, emocional y médico.
Este forma parte de la red latinoamericana de Centros de Ayuda para la Mujer, una red sin fines de lucro que está “comprometida a defender la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural” y acompaña a las menores “para que opten libremente por la aceptación de su maternidad, a efecto de proteger y preservar su dignidad”.
Rosa: una historia de resiliencia
A sus 17 años, Rosa Barrada -quien reside en Los Teques- pensaba únicamente en fiestas y en divertirse. Pero la vida tenía otros planes para ella: quedó embarazada. Al principio tuvo miedo -como Valentina-, pero el temor a la maternidad a tan corta edad no la frenó. Con el apoyo de su madre pudo salir adelante, apostando por su futuro y el de la pequeña criatura que se estaba formando en su vientre.
–Yo espero que mi hija sea mejor persona que yo. Y yo me quiero superar por ella –detalló animada.
Durante el embarazo estudió repostería y en los próximos meses iniciará su carrera universitaria, lo que la convierte en una joven resiliente y un ejemplo de superación para muchas. Expresa que el nacimiento de su hija le hizo cambiar la perspectiva que tenía sobre la vida y que, gracias a su bebé, sabe que jamás se sentirá sola.
–Ser mamá es lo mejor que hay. Es difícil, sí. Uno tiene que salir a trabajar por sus hijos y darle lo mejor, pero ser mamá es lindo –expresa emotiva.
Rosa por su parte agradeció la asistencia del CAM Guadalupe, que la apoya desde que tenía seis meses de gestación, atención que sigue recibiendo luego del parto. Siendo madre soltera, esta ayuda -según sus palabras- es una bendición por la cual estará eternamente agradecida.
Asimismo, destaca la cercanía que tiene con cada uno de los voluntarios que trabajan en este proyecto, especialmente con la coordinadora del CAM Guadalupe, Victoria Muñoz -quien por ser madre de familia- en reiteradas ocasiones ha servido de consejera en el área de la maternidad, y la ha apoyado en el proceso de crianza de su hija que ya está por cumplir un año de vida.
–Sigan con el embarazo. Yo se que uno a veces tiene miedo de no poder salir adelante… En el momento de la cesárea yo deseaba no estar embarazada, pero cuando nació mi hija todo fue bonito; cuando le vi su carita y estuve con ella, todo fue totalmente diferente –aconsejó Rosa a todas las chicas que han pensado en impedir su embarazo o decidieron continuarlo, pero sienten miedo.
CAM Guadalupe: un centro en favor de la vida
Diversas organizaciones provida se han organizado para acompañar e informar a las adolescentes venezolanas que pasan por un embarazo a corta edad, entre ellas el CAM Guadalupe. El centro nació con el fin de ser una luz de esperanza para las adolescentes que han quedado embarazadas y no saben cómo enfrentar esta nueva realidad.
Esta labor -en donde trabajan en conjunto: voluntarios, feligreses y padres de familia- brinda a las adolescentes herramientas de formación para la creación de su proyecto de vida a nivel social, cultural, espiritual y familiar. Además, se dictan charlas sobre maternidad, educación sexual, religión y autoestima.
Una vez al mes, las adolescentes -junto a un familiar o representante- acuden a la parroquia Nuestra Señora de la Guadalupe, ubicada en Las Mercedes. Allí reciben una formación y la ayuda que necesiten, diferenciada según la realidad de cada familia.
A las adolescentes embarazadas que se encuentran en las semanas más tempranas del embarazo, les brindan alimentos no perecederos y pastillas prenatales en los primeros seis meses. A quienes se encuentran en la etapa final de su embarazo, les ayudan con la típica canastilla con ropa, artículos de higiene y cuidado de la futura madre y el bebé. Y durante los seis meses posteriores al nacimiento del bebé, son acompañadas con información sobre la atención del recién nacido y, de ser necesario, fórmula infantil.
Quienes llegan al centro sin iniciar las consultas médicas, son remitidas a centros de salud para recibir el control médico correspondiente. Todo esto junto a las formaciones y el acompañamiento espiritual que reciben por parte del equipo de voluntarios del CAM Guadalupe.
Adicionalmente, si las jóvenes madres así lo desean, podrán bautizar a sus hijos en la parroquia, brindándoles la oportunidad de ser hijos de Dios desde su niñez.
Cuidar la vida, cuidar de Dios
En palabras de la coordinadora del proyecto, Vicky -como es conocida por los cercanos al CAM Guadalupe-, esta iniciativa es una oportunidad para brindar a las jóvenes un apoyo material y espiritual, y que al mismo tiempo refuercen el valor por la vida y la dignidad humana.
La realidad de las adolescentes embarazadas en Venezuela es muy compleja. La crisis humanitaria ha calado en lo más profundo de los hogares de los venezolanos, y quienes menos tienen, se han visto mucho más afectados.
La falta de educación sexual oportuna, de políticas públicas en materia de salud sexual y reproductiva, y la deficiente calidad de vida hace que miles de adolescentes en el país se vean envueltas en esta situación: un embarazo a corta edad y sin información adecuada de qué hacer.
Decir sí a la vida es una opción, y el CAM Guadalupe acompaña a 17 niñas y adolescentes que decidieron apostar por ella. Para la coordinadora Vicky la vida es un valor muy preciado y un “regalo de Dios”. Explica que para los cristianos es responsabilidad cuidarla y protegerla. Ella desarrolla su labor como un apostolado que Dios le ha dejado en su paso por la tierra, recordando que “quien cuida una vida, cuida de Dios”.
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Si quieres ser voluntario de este proyecto o colaborar con donaciones puedes escribir a info.camguadalupe@gmail.com o llamar a 0424 1489355. O puedes sumarte como socio de ARCORES Venezuela y transformarla vida de más de 5.000 venezolanos.